Las vallas publicitarias están expuestas al público de manera permanente. Si a esto se le añade que la mayoría de la gente sigue cierta rutina en sus desplazamientos, se consigue que el contacto con el mensaje publicitario tenga lugar una y otra vez, fomentando el recuerdo de la publicidad, la compresión del mensaje y la familiaridad con la marca anunciada.
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